Hoy amanecí tarde, pero en un lugar al que siento que pertenezco.
Y eso siempre mejor tarde que nunca.
Soy de las que opinan que una palabra vale más que mil imágenes, pero por abandonar un día el formato convencional no creo que me tachen de traidora. Y si lo hacen, volveré a enamorarlas. A las letras, sí, y a las palabras. Pero esta imagen necesita un hueco en alguna parte.
Son para mí.
Sólo para mí.
Y son sinceras.
No venían a cuento, nadie las había llamado.
Y, sin embargo, las he recibido de brazos abiertos, entre lágrimas y risas, muy a mi estilo.
Porque no necesito nada más que a ellas, y a esos pucheritos cuando me marcho que las hacen realidad.
"Te quiero muchísimo mi vida. Muchísimo".
Hala, ya estoy llorando otra vez.
#100happydays

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